Cuando remodelamos nuestra cocina el año pasado, insistí en tener estantes abiertos. Mi mamá decía: "¡Oh, no! ¡No hagas eso! ¡Estará tan desordenado! ¡Tendrás que desempolvar tanto!".
Estoy aquí para decirte que no tiene por qué ser así. Y probablemente tampoco quitarás el polvo más de lo habitual. Nos encantan nuestras estanterías abiertas. Primero, abrió el espacio donde los gabinetes lo mantenían cerrado. En segundo lugar, guardar los platos es muy fácil. Sin apertura y cierre de armarios. Y todo está ahí al alcance de la mano.
Aquí estaba mi estrategia para una estantería abierta hermosa y práctica:
1. Deshazte sin piedad de todas esas tazas de café, vasos de plástico, platos y cachivaches que están ocupando todo el espacio en tus gabinetes. Y cuando digo despiadado, lo digo en serio. ¿Realmente necesitas 14 tazas de café que te regalaron, ninguna de las cuales coincide? No. Conserva solo las piezas más especiales. Cuando remodelamos me deshice de muchas cosas. ¿Y sabes qué? No lo extraño para nada y todavía tengo cosas de las que podría separarme fácilmente.
2. Colocamos mosaicos desde el mostrador hasta el techo. Esto hizo que las paredes de estanterías abiertas fueran una característica de la cocina. Lo mismo se puede lograr con papel tapiz o arte.
3. Para fines prácticos, coloque los artículos de uso diario en los estantes inferiores donde estén al alcance y, al estar en el estante inferior, estén más protegidos del polvo. También se usan con tanta frecuencia que no tienen tiempo de acumular polvo allí.
4. Escalone los artículos en los estantes inferiores de modo que la altura varíe para crear interés.
5. En los estantes superiores, también tengo artículos prácticos que se usan, pero también agregué arte, plantas y algunos artículos decorativos. Estos estantes reciben un polvo cada dos semanas más o menos.
6. Al igual que con cualquier exhibición, intente colocar elementos en grupos de números impares, use libros para agregar altura donde sea necesario y mantenga la paleta de colores relativamente limitada. Especialmente, si, como yo, eres un maximalista y optaste por azulejos o papel tapiz de colores.